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Sobre LA BRASA en Vallecas VK

Nuestra historia


Desde nuestros inicios, hemos crecido gracias a la recomendación de nuestros clientes, quienes valoran la calidad de nuestros productos y la calidez de nuestro servicio. ¡Ven y comprueba por ti mismo!

Con cada nuevo plato, La Estancia sigue innovando y experimentando con sabores sin dejar atrás su esencia auténtica. Nuestro compromiso con la calidad y el servicio nos ha convertido en un referente en la gastronomía local.

Redefinimos la experiencia gastronómica

Con sabores auténticos y un servicio excepcional, mantenemos a nuestros clientes regresando por más, disfrutando de cada bocado y sorbo en un ambiente inigualable.

Nuestra cocina no solo se saborea, también se disfruta gracias a la combinación de ingredientes frescos y recetas tradicionales. Cada plato está diseñado para ofrecer una experiencia única y deliciosa.

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#SaborAuténtico a Brasas

Historia del Pincho Moruno en Vallecas: 

Conectar Tradición con Presente

La historia del pincho moruno en Vallecas es un viaje fascinante que conecta las especias del desierto con el asfalto del barrio más auténtico de Madrid. Todo comenzó en la época de Al-Ándalus, cuando los soldados musulmanes utilizaban este método de cocción para conservar la carne durante largas travesías. Estos guerreros árabes y bereberes no solo conquistaron tierras, sino que plantaron las semillas de lo que hoy conocemos como uno de los pilares de la gastronomía vallecana.

El nombre "moruno" hace referencia directa a los "moros", como se conocía a los musulmanes que habitaban la península ibérica durante siglos. En aquellos tiempos, tenían prohibido utilizar cuchillos en la mesa, considerándolos armas, por lo que troceaban la carne en la cocina y la insertaban en brochetas para asarla en la parrilla. Esta técnica ancestral sigue viva hoy en las brasas de Vallecas.

La auténtica magia del pincho moruno reside en su mezcla de especias, una fórmula secreta que ha viajado desde Marruecos hasta las cocinas vallecanas. La combinación tradicional incluye pimentón de la Vera, comino tostado, orégano, alcaravea, cúrcuma, cilantro, ajo, cayena, nuez moscada, jengibre y clavo. Cada especie cuenta una historia de rutas comerciales, intercambios culturales y la persistencia de sabores que han sobrevivido más de mil años.

En Vallecas, esta herencia se mantiene viva.

 La Brasa continúa marinando sus carnes durante 12 horas, respetando el tiempo que necesitan las especias para penetrar profundamente en cada fibra de la carne, tal como se viene transmitiendo entre generaciones vallecanas.

Uno de los cambios más significativos en la evolución del pincho moruno fue la transición del cordero original al cerdo. Mientras que la receta tradicional musulmana utilizaba cordero (el cerdo está prohibido en el Islam), la versión española adoptó principalmente la carne de cerdo.

Esta adaptación refleja perfectamente cómo Vallecas ha sabido mantener la esencia mientras se adapta a los gustos locales. La Brasa de Vallecas representa esta filosofía: respeto por la tradición con sentido práctico moderno.

La historia más emotiva la encontramos en el mesón  LA BRASA, donde desde hace muchos años un auténtico vallecano llamado Carlos prepara pinchos morunos.

A través de  su receta transmitida de generación en generación en su familia. Esta anécdota simboliza cómo la tradición se preserva: a través de personas que actúan como puentes entre culturas.

En Vallecas, LA BRASA es un guardián de esta herencia. Cuando encienden su brasa cada mañana, no solo están preparando comida: están manteniendo viva una tradición que conecta el barrio con las caravanas del desierto.

Hoy, los pinchos morunos en Vallecas han evolucionado sin perder su alma. Las normativas municipales prohíben el uso de carbón tradicional, pero esto no ha impedido que lugares como LA BRASA mantengan la autenticidad del sabor. La adaptación a las nuevas regulaciones demuestra cómo la tradición puede convivir con la modernidad.

AL día de hoy, el pincho moruno en Vallecas es más que una tapa: es un ritual social que conecta generaciones. Los abuelos que recuerdan los primeros pinchos a 50 pesetas, comparten mesa con jóvenes que descubren estos sabores por Google, Facebook e Instagram. La esencia permanece: carne marinada con especias milenarias, cocinada en brasas que evocan hogueras bereberes.

La historia del pincho moruno en Vallecas es también la historia del propio barrio: un lugar donde diferentes culturas han encontrado su hogar y han dejado su huella gastronómica. Desde los primeros inmigrantes andaluces hasta las comunidades latinoamericanas actuales, todos han adoptado y adaptado esta tradición culinaria.

LA BRASA de Vallecas se erige como heredera, manteniendo viva una tradición que trasciende fronteras y generaciones. Cada pincho que sale de su brasa lleva consigo mil años de historia, el secreto de sus  especias  y el alma indomable de Vallecas.

Esta es la verdadera magia del pincho moruno vallecano: ser simultáneamente ancestral y contemporáneo, árabe y español, tradicional y moderno. En cada bocado, Vallecas demuestra que la mejor manera de honrar la historia es mantenerla viva, adaptándola sin traicionarla.